Disfrútala en la oficina, en casa, en la calle…¡donde quieras!
He pensado que los próximos post voy a hablaros de la fruta, no solo de los beneficios de su consumo en la oficina, porque no quiero ser tan pesado. No, hablo de desgranar las diferentes variedades que hay, contaros detalles, historias de sus nombres, orígenes, lugares de siembra, temporadas….suena bien, ¿no?
El motivo de empezar esta serie frutal es que me he dado cuenta que hemos hablado de los orígenes de Frutavia, de lo que no preocupa la sostenibilidad, de la calidad y sabor de nuestra fruta, de implantar hábitos saludables en la oficina… pero aún no nos habíamos sentado cara a cara con este magnífico alimento. Creo que los niños (y no tan niños) están perdiendo los lazos con la tierra, con la naturaleza, con el campo. Y estoy seguro que muchos de ellos creen la que los melocotones nacen en la trastienda del supermercado. Así que os propongo una cosa. Iremos analizando las principales variedades de fruta, desgranando sus diferentes propiedades, orígenes y formas de comerlas. ¿Os parece? como no oigo ningún «no», empezamos….

Ya que soy yo quien escribo, pues elijo. Empezaremos por una de mis frutas favoritas: la fresa (y el fresón). Porque está riquísima, porque no hace falta pelarla, porque es la fruta con mayor aporte de agua (sí, por encima de melón o sandía!), porque hay mil formas de comérnosla…y porque es la única fruta con las semillas por fuera (¿a que no te habías dado cuenta?).
La fresa, la «reina» de las frutas
Si nos ponemos la bata de científicos, podemos decir que las fresas son fácilmente digestibles y tienen un gran efecto laxante debido a su fibra, pigmentos, ácidos y enzimas. Además, su riqueza en minerales básicos le confiere la propiedad de estimular el metabolismo.

Por algo en Occidente es considerada la «reina de las frutas». Además de poderse comer cruda se puede consumir como compota, mermelada… Es empleada con fines medicinales ya que posee excelentes propiedades que ayudan a preservar la salud. La fresa (Fragaria vesca) creció durante mucho tiempo espontáneamente en los bosques llegando a tardar en realizarse su cultivo por ser una fruta muy frágil y porque para obtener una cosecha máxima de un mes al año era necesaria una ocupación permanente del suelo.
Y sólo 30 kCal…
La fresa en realidad es un falso fruto formado por el receptáculo, en el que se hallan las pepitas, pequeñas y de color claro en la parte expuesta a la sombra y rojizo oscuro la expuesta al sol. Pueden ser de varias formas, según el cultivar: cónicos, cónico-alargado, cónico-redondeado, esferoidales, oblatos, reniformes (forma de riñón). En cuanto a su mejor momento para cosecharla y comerla, suele ser a principio del verano. Generalmente, las fresas silvestres son de menor tamaño que las cultivadas, pero su sabor y aroma es mejor y más agridulce.

La buena noticia, por si aún nos quedaban dudas, es que las fresas y los fresones son poco calóricos. Su valor energético por 100 g de peso de fruto fresco comestible oscila entre 27 y 34 kcal. Otra cosa es que luego nosotros le echemos azúcar, nata, miel, chocolate y demás detallitos…Por cierto, esta baya constituye una excelente fuente de vitamina C. Además es fácilmente digestible y ejerce un gran efecto laxante. Ah, y que sepáis que cuando las consumimos en compota o mermelada pierden muchas de sus propiedades nutritivas. Os animo a leer la etiqueta de las mermeladas, os llevaréis un disgusto (raro que no tengan más del 50% en azúcar).
Mil y una formas de comérnoslas
Las opciones para comerlas son infinitas: crudas a granel (y sin pelar), con yogur, con leche, con miel, con nata, con helado, con chocolate… y hasta con vinagre (nunca entendí esta costumbre, la verdad). Pensad cualquier otra fruta a la que le puedas echar todas esas cosas… Luego están las múltiples opciones que nos da la fresa como ingrediente o acompañante: en un gofre, con un crepe, en tartas y bizcochos, en una mousses, en un soufflés, como flan, de ingrediente principal de un crumble, o de un helado, dentro de una ensalada, en un gazpacho. no está mal, no?
Para que os duren lo mejor posible, se deben conservar en la nevera, o en su defecto, en un lugar fresco, oscuro y ventilado.

¿Sabíais que en Bélgica hay un museo que rinde homenaje a esta fruta? aquí también tenemos nuestro propio homenaje: en Madrid existe el Tren de la Fresa, que desde 1984 realiza un viaje hasta Aranjuez, donde se cultiva este manjar, en el que los pasajeros pueden saborear este rico manjar en un ambiente de época.
No es fresa lo que comemos
Por último os contaré un secreto: realmente comemos fresón, no fresa. En el siglo XVIII un ingeniero militar, matemático, botánico y explorador francés al servicio de Luis XIV trajo a Francia el fresón chileno, de mayor tamaño que la fresa europea. De las variedades chilena y virginiana se creó un híbrido que resultó en el fresón que solemos consumir hoy en día. Las fresas silvestres siguen existiendo, pero son muy escasas.
Fruta con sabor, frutos secos y desayunos saludables en tu oficina
En Frutavia traemos de vuelta el sabor de la fruta de antes a tu oficinas, para hacerla saludable y así cuidar a tus equipos. Cuando deis un mordisco a nuestra sabrosa fruta os llevará de vuelta a vuestra infancia y aquellos veranos en el pueblo. O a la sandía fresca que comíamos en la playa, o aquella mandarina que nos daban en el colegio. Porque en Frutavia trabajamos con los mejores proveedores de fruta. Solo trabajamos las mejores variedades de cada temporada, y siempre que sea posible, trabajamos con proveedores nacionales. Además, os ofrecemos nuestra maravillosa fruta ecológica. Para que las oficinas y empresas de Madrid puedan afrutar su ambiente y mejorar el clima laboral mientras se hidratan y se llenan de vitaminas. ¿hablamos?